
A 4600 m en el refugio Agostini, un peñasco más en el Cerro Plomo. El sol a penas calienta, el corazón se pone duro y el cerebro todavía piensa relativamente bien, pero poco . Seguiré subiendo y elevándome lentamente, con calma, coraje, aprendiendo de cada paso que doy en esta montaña.